Dice el protocolo –o más bien decía, al parecer– que un comensal podía comunicar a las personas en cocina y, sobre todo a quienes servían la mesa, en qué situación estaban y qué les había parecido la comida. ¡Todo eso en apenas cinco movimientos!
Pero la etiqueta es compleja y depende mucho de cada lugar, por lo que tampoco podríamos asegurar que estos mensajes llegasen de la manera correcta a sus destinatarios. Y, sobre todo, porque parece estar en desuso.
Hay ciertas normas que dicen de poner los dos cubiertos juntos al terminar, aunque lo hacemos en horizontal, diagonal o vertical de manera aleatoria. Pero lo que es adecuado aquí, puede resultar ofensivo o simplemente de mala educación en otro país, así que la recomendación general es que repitas lo que hacen las personas a tu alrededor y así no pasar vergüenza. Ante esto, no podemos dejar de pensar en la escena de "Pretty woman" en la que una inexperta Julia Roberts intentaba comer caracoles con los cubiertos.
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