¿Da hambre hablar de comida?

 

En Gastronostalgia lo tenemos clarísimo: hablar de comida es un placer y da mucha hambre. ¡Y eso que casi siempre grabamos después de almorzar, bien alimentados! Pero es poner la imaginación a volar por olores, sabores y texturas, platos y recetas, y nuestro cuerpo reacciona al estímulo. ¿Te pasa lo mismo?

La ciencia ha comprobado que la respuesta del cuerpo a la visualización de la comida (¡cuánto daño han hecho Pinterest e Instagram!) tiene múltiples manifestaciones. La más importante, la producción de grelina en el estómago, una hormona gástrica que aumenta los niveles de hambre y está, aparentemente, involucrada en muchos procesos fisiológicos. Por eso, al ver esas magníficas fotos en redes sociales o hablar de comida y evocar las emociones, formas, sensaciones y gustos, todo acaba en un gran agujero que pide ser llenado. Pero, ¿es real esa sensación?

Ahí, la cuestión se complica. Porque puede ser que sí, que realmente tengas hambre. O que simplemente sea una respuesta psicológica a otras necesidades insatisfechas o problemas no resueltos que "confundimos" con el hambre. Pero no vayamos por ahí, porque este episodio es mucho más ligero y es una excelente excusa para hablar de comida y disfrutar, como siempre hacemos. ¡No te lo pierdas!

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